martes, 5 de octubre de 2010

el dolor es el dolor es el dolor es el dolor

Llegó desde abajo, como lenguetazos de marea y se instaló en la boca de mi estómago, latiendo, viejo conocido, cabrón. Me dijo al oído: nunca me he ido porque justo soy lo que no está, soy el órgano que falta, el aire succionado, la ausencia ahuecada en tus brazos y las palabras que se estrellan en el piso sin estrépito, sin sustancia. Una vez pasada la rabia -esa máquina que todo lo llena de vapor-  queda la forma, el molde lleno de polvo, la boca sin grito; y sí, es el mismo de cuando se apareció la mole de la muerte. 

Porque la pérdida siempre contiene a las otras pérdidas, porque te deja perdida, pobre chinita, en el mismo lugar, en el mismísimo bosque de la China. Porque el dolor de eso es igual al dolor de lo otro, es el mismo puño vacío.

Dicen (y yo lo he dicho), porque saben, que esto también pasará, que la sensación brillante se disolverá en agua y que correrá bajo el puente. Sí, eventualmente sanaré y también eventualmente me olvidaré de esta sensación conocida, del señor sordo que grita en susurros que volverá y que más vale que acepte que él será el único amor que no se va a acabar.

2 comentarios:

Milo dijo...

¿Y qué tal si es un dolor impostor? ¿Qué tal si el muy embustero se hace pasar por el otro dolor, el de antes, el de una pérdida? ¿Qué tal que este dolor es otro, metido en una botarga ancha que ocupa mucho espacio? ¿Qué tal si dentro de la botarga está un dolor chiquito, un dolor distinto, un dolor simulacro? ¿Qué tal si este dolor ni es, y sólo es una proyección de un sabor pasado? ¿Qué tal que sea un amor que no se pierde, un amor mutante, un amor onda-partícula?
¿Qué tal si no es nada de lo anterior, y todo depende del observador?

Anónimo dijo...

Sucede con la memoria inmunológica: los anticuerpos generados por una infección antigua se elevan por el hecho solo de tener fiebre. La idea de muerte ya no puede dejarnos tranquilos sobre todo si se dá en alguien cercano. Aviva el dolor que existe y lo que duele nos deja tristeza que podemos interpretar como depresión.

La diferencia existe en lo que en nuestro momento manejamos con idea de culpa, de vacío, de reniego y del coraje impotente con reclamos de lo que no se nos dió por mucho que suplicamos.

Y será inevitable que una pérdida te duela más al sacar el dolor guardado. Sin embargo también habrá pérdidas que se tendrán que agradecer al paso del tiempo si representan la honestidad de un alejamiento de alguien que no nos tendrá la suficiente paciencia, el suficiente comedimiento y la suficiente consideración que dá el amor de verdad. Ojalá se diera del mismo modo y sin necesidad de grandes pretextos en quienes siguen con alguien porque les representa la buena o la última oportunidad hacia la realización futura y que deriva en un trato egoista y de utilización. Cuantas familias habrían vivido más sanas mentalmente.

Tendremos que vivir con el dolor a cuestas pero solo aquel que se emanó de la pérdida de la vida de quien no olvidaremos por el amor que nos representa. Otros dolores se tendrán que disolver porque nos corresponden en forma indirecta y otros porque les reconoceremos la generación indiscutible de nuevas oportunidades.

Desarrolla tus talentos que no son pocos y evita a quien te pretenda imponer cortapisa, condiciones,chantaje y manipulación. La satisfacción de hacer bien lo que sabes hacer y el tener cerca a la gente que te quiere siempre te ayudará.

Incluye en ese grupo a tu papá.