martes, 29 de abril de 2014

me dijo Miguel

 
A mí Miguel me dijo otra cosa, C, me dijo que iba a hacer esperar a la familia un poco porque le gustaba oírte cantar desde siempre; eso me dijo Miguel. Te sorprenderás porque sabes, dado que Miguel es tu amigo, que es un hombre de pocas palabras. Pero desde detrás de su mondadientes me dijo Miguel unas cuantas historias. Me mostró un camino de tierra -o más bien me lo canturreó- rodeado de araucarias gigantescas, me habló de precipicios rellenos con el algodón de las palabras amorosas que las abuelas (Omas y Nonnas) cantan desde tiempos inmemoriales a sus nietos, nietos de ojos inmensos y cabezas asombrosas. Me contó también de tus caminatas por sobre los puentes y campos, buscando quién sabe qué, porque fue y es un misterio para Miguel -como para casi todos-, pero que a él le pareció siempre que se fragmentaba y brillaba como mil luciérnagas.

Sabes que Miguel está envejeciendo; me parece que eso te hace quererlo más, y por eso cuenta las mismas historias una y mil veces. Se ríe, Miguel, porque las personas siempre se ríen cuando están contigo, contagiadas por tus carcajadas llenas de tintineos y de tíos. Te busca Miguel porque como todos, espera con ansias tus abrazos e historias temperadas, porque como todos sabe que te tienes que ir a cazar luciérnagas, porque como todos, sabe que volverás a sentarte con él, a compartirte, como el mate. Sonríe Miguel una sonrisa de ancestros y se dirige hacia su camión de carga. Volta sempre, me dice y vuelve a Bom Jesus con infinita paciencia y un paquete nuevo de mondadientes.

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