martes, 12 de abril de 2011

murray el inmoral, o los cien años de ráncher

Déjenme pensar, cuando la conocí debía tener alrededor de ochenta y cinco años y ya era una leyenda; lo cierto es que no se llamaba Ráncher entonces, sino 'la Abuela de Analui' o 'Doña María Luisa' y existía en un mundo de abolengo y fotos de personas que habían partido tiempo atrás. Ráncher es vigilante del tiempo y abuela de acero, ha sido la inspiración para fotógrafos y el pilar de vida de Ano; ha resistido los embates de la tristeza y el desencanto con enorme dignidad, también ha tolerado las pasadas de su nieta que la pone a recitar ensalmos de inmortalidad, -ay, ¡cuánto las quiero!

Lo que no saben es que Ráncher sí posee poderes y es capaz de vencer a las propias montañas con su enorme capacidad para la domesticación de los seres pequeños y de las manecillas del reloj; lo que no saben es que Ráncher es capaz de sostener amorosamente, con el poder de cien hombres, a una comunidad pequeña -que nos da por llamar familia- a partir de principios y fe. Lo que no saben es que Ráncher es capaz de enviar bendiciones que protegen, incluso, a nosotros, los agregados culturales del clan Sánchez.

Los que no la conocen pueden dudar que exista ese enorme poder en una mujer que sólo acepta desayunar en el Biarritz de Toluca (su Toluca); pero los que han visto suceder la verdadera magia saben que los poderes vienen en envolturas sencillas y olvidadizas, en manos centenarias de bisabuelas legendarias que tuvieron a bien acompañar este siglo convulso con historias y reliquias de un lugar mejor, su corazón.

Tantos -y tan pocos- años después, no puedo más que abrazarla y con tanto gusto gritarle (no oye tan bien, se entiende): ¡FELIZ CUMPLEAÑOS DOÑA RANCHERAAA!