lunes, 23 de junio de 2014

la semántica de "puto"

Veamos, el tema está manoseado hasta la náusea y por eso me parece pertinente agarrarlo desde un lugar menos visceral o de opinión y más, si acaso cabe, neutro. Tengo disponibles opiniones diversas acerca del acto de gritar "puto" al portero del equipo contrario al tuyo cuando despeja. Por un lado, unos opinan que su significado en la cancha es parte de las dinámicas del juego y que no pretende ofender susceptibilidad alguna, incluso lo equiparan a usar adjetivos como "pendejo" o "vendido".

Voy a tratar de explicar por qué la semántica y pragmática de "puto" sí están vinculada con la homosexualidad en un sentido siempre negativo, a partir de su uso como sustantivo que insulta.

Para empezar, ¿qué es un insulto? Un insulto es un acto de habla, es decir, es una palabra o conjunto de palabras que pretenden, al ser pronunciadas "hacer cosas", en este caso: herir, agredir, menospreciar al que lo recibe. Cuando los hablantes se encuentran en un evento social competitivo como el futbol, entones el insulto pretende disminuir las habilidades del rival; las palabras que una persona elige para insultar a otro no son gratuitas, tampoco aleatorias, de serlo no funcionarían.

Los insultos son liberadores, poderosos, ofensivos siempre, son armas, son recursos; insisto, de no tener una carga venenosa no funcionarían, serían palabras inocuas. Los insultos viven de las realidades sociales de las que emergen, por eso "hostia" o "tabernáculo" pueden ser insultos en una cultura y en otra no.

Dice la Doctora Marisela Colín en su tesis El Insulto: estudio prágmático-textual y representación lexicográfica que:

el lenguaje nos determina y en él nos expresamos; o en palabras de Gadamer (1994: 148-149) al referirse al enigma  del lenguaje y a la finitud humana "estamos íntimamente insertos en el lenguaje como en el mundo... El lenguaje real y efectivo desaparece detrás de lo que se dice de él", podemos considerar que el insulto, las obscenidades, las malas palabras, las groserías, los improperios son un lugar de encuentro de la variación externa e interna del lenguaje que expresa áreas de la experiencia social (...)

es decir, no podemos liberar a los insultos de su origen del todo, porque de ahí, de las creencias es que adquieren su poder.

Los insultos pueden tener una intención relativa, depende del gradiente que, según la autora, puede ir de la risa a la humillación. Pensemos ahora en el encuentro de futbol, cualquiera que sea: una escuadra se enfrenta a otra en un símil de la guerra. Los hinchas, en este caso, son los aliados a partir de los cantos, el aguante, las palmas y por supuesto, los insultos. La semántica de los insultos en la cancha ha estado bajo la lupa recientemente, porque las palabras que se usan en este terreno no buscan sólo la risa sino la humillación del contrario, porque recordemos que esto es un juego que a su vez juega a la guerra. ¿Cómo disminuír al rival en una contienda? Pues haciendo alusión a su minusvalía y a la superioridad que resulta del contraste, refiriendose a la fuerza y la potencia propios a través de la debilidad e impotencia del otro.

Nada nuevo bajo el sol, las palabras forman parte del juego, hasta aquí todo bien. Miremos ahora con detenimiento las palabras elegidas para denigrar-humillar al otro, para cebar el despeje y las jugadas y las intenciones de los atacantes, las palabras van cargadas: "puto", "marica" o similares pretenden mostrar que el rival es débil, en una relación semántica del siguiente tipo según Colín: "El hecho de que alguien llame a otro "debil" y "marica" genera efectos cognoscitivos de descalificación (...), es una persona sin carácter, como un homosexual" (2003:223). No hay que ir mucho más lejos, donde fuerte y capaz está vinculado a la hombría, puto o marica está vinculado a lo menos hombre, a lo femenino, por lo tanto a la debilidad propia del homosexual o peor: de la mujer.

Dice el Diccionario de Español Mexicano que "puto" es:

1 Hombre homosexual: un bar de putos

2 adj, y s m Que es cobarde o miedoso: “No seas puto, éntrale a los madrazos”, “Es re puto, no va porque hay perro”


Si la connotación de "puto" fuera meramente cobarde sería un insulto soso, poco humillante, apenas para Marty McFly. En cambio, homosexual desvaloriza, quita testosterona, debilita y amujera. Las políticas de lenguaje que muy tímidamente la FIFA amagó con aplicar ponen el dedo en usos normalizados de un deber ser masculino y heteronormativo que vale la pena interrogar. Las palabras hacen cosas, pero sólo las hacen en la boca de los enunciadores y sus intenciones.

Personalmente confío en que la creatividad nos de maneras más interesantes de insultar.